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2.3.5. Paraguay - la sltuacion de la agroindustria en el Paraguay y sus perspectivas (Asunción, Paraguay, 1993)§

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Erich Von Zastrow, Agente Jefe del Servicio de Extensión Agraria Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), Servicio de Extensión Agrícola Ganadera (SEAG)

2.3.5.1. Breve reseña de la situación socioeconómica del país

La economía paraguaya en las últimas dos décadas, se ha caracterizado por una gran fluctuación de su tasa de crecimiento. En la década de los setenta, la tasa promedio alcanzada por el PIB fue superior al 8% anual, y una tasa de inflación promedio de alrededor del 13% anual.

Este nivel de desarrollo fue posible alcanzar mediante la expansión significativa de la producción de materias primas, principalmente del área agrícola tales como el algodón y la soja, y el dinamismo del sector constructivo, con la construcción de la represa hidroeléctrica de ITAIPU con Brasil y la de Yasyretá con Argentina.

Un problema fundamental de los grandes proyectos públicos como los hidroeléctricos, plantas industriales (ACEPAR-INC, etc.) y otros, ha sido la utilización de mano de obra y generaron fuertes desajustes por la falta de continuidad en la producción, el empleo y la demanda global.

La tasa media de crecimiento de la década de los ochenta se redujo en alrededor del 4% anual, y la tasa de inflación se elevó hasta alcanzar su valor máximo de 44,1 % en 1990. El PIB ha demostrado un comportamiento decadente en su tasa de crecimiento a partir de 1989, alcanzando sólo 1,7% en 1992, del 2,8% anual.

Uno de los factores negativos que explica el modesto crecimiento del PIB en los últimos años, fue el comportamiento del sector agropecuario cuyo crecimiento ha alcanzado uno de los niveles más bajos en ese penado. El impacto de su deterioro fue de gran incidencia en el comportamiento global del PIB por su gran peso relativo en la conformación de la estructura económica del país donde su participación es de casi 30%. Igualmente, la industria mostró un escaso dinamismo debido a su estrecha dependencia del comportamiento del sector agropecuario. Este sector, constituido en su mayor parte, por unidades productivas procesadores de materias primas de origen agrícola, está muy sujeto a la suerte que corre aquel sector.

El sector externo en los últimos años se caracterizó por un fuerte deterioro de la balanza comercial, que está en el orden de los 500 millones de dólares anuales, debido a la caída del valor de las exportaciones, principalmente de la semilla de soja y al mismo tiempo a la expansión de las importaciones en general, destacándose las de maquinarias y motores, equipos de transporte, bebidas y tabaco.

En 1992, el balance de pagas cerró can un elevada déficit correspondientes al 6% del PIB, debido especialmente al pago de la casi totalidad de la deuda atrasada con el Club de Paris y la banca comercial.

De lo precedente, se deduce la gran vulnerabilidad de la economía paraguaya que depende en gran medida de un sector primario agrícola con una alta participación de productores pequeños, con escaso nivel tecnológico, exceptuando a los productores de soja y trigo, y con pocos rubros de exportación, sujetos a los vaivenes climáticos y de los precios internacionales.

El comportamiento poco satisfactorio de los sectores económicos se ha traducido en un problema de gran importancia desde el punto de vista social. La desocupación abierta y la subocupación, en el campo se manifiesta a través de los campesinos sin tierra y en los centros urbanos a través del crecimiento de los grupos marginales.

Otro indicador que muestra signos de deterioro es el comportamiento de la inversión tanto privada como pública que revela un nivel insatisfactorio en relación al PIB, que es del orden del 17%.

Las inversiones privadas se concentraron fundamentalmente en el sector construcciones, las finanzas y el comercio, especialmente de importación, y no precisamente hacia el desarrollo de la producción industrial y/o agroindustrial, como consecuencia no sólo de la grave situación del sector agrícola, sino también por la falta de líneas de créditos de fomento a mediano y largo plazo, de carácter comercial.

Esta situación ha dado lugar a la creciente tasa del desempleo y subempleo, que actualmente ya está en el orden del 10% de la población económicamente activa.

El del sector público, a pesar de la mantención de los ingresos y de la reducción de los gastos, solamente en el año 1990 se logró el superávit del orden del 3% del PIB, como consecuencia de la acumulación de atrasos con el exterior y de la reducción de los gastos de capital en lugar de hacerlo con los gastos corrientes.

El déficit del año 1991 alcanzó 1,4% del PIB, debido a la caída de los ingresos corrientes y una significativa expansión del gasto corriente.

Es importante señalar que en la composición de los gastos realizados principalmente en el período 1989-1992 han predominado los gastos en servicios generales (administración general, justicia, politice, defensa) que con los gastos con clasificados, se llega a cubrir hasta el 65% de los gastos realizados, quedando nada más que un margen del 35% para cubrir los gastos de servicios sociales y económicos.

En la Administración Central más del 80% de los ingresos tributarios son destinados al pago de salarios, honorarios y jubilaciones y pensiones, y sólo el 20% se destina para el financiamiento de los programas previstos.

Debe considerarse también la situación deficitaria de las empresas públicas, que sumado al déficit del Gobierno General, resulta que el sector público mantiene un exceso de gasto que está siendo financiado por el sector privado con mayores tasas de inflación y menor crecimiento económico.

La tasa de inflación ha alcanzado un promedio de 22% en el período de 1980-1991, sin embargo, ésta ha tenido una variabilidad, alcanzando su mayor valor en 1990 con el 44,1 %. A partir del año 1991, se ha obtenido un relativo éxito en la política antiinflacionaria, produciéndose una desaceleración importante, pero es evidente que la inflación todavía es un problema, pues, la misma ha rebrotado y actualmente ya está en el orden dad 20%, y hay factores que inducen a pensar que ese nivel podrá incrementarse, como los adelantos concedidos por el Banco Central del Ministerio de Hacienda para hacer frente a sus compromisos externos y a sus gastos corrientes, el aumento del tipo de cambio, la continuación de la política de redescuentos para financiar las agroexportaciones, el reajuste de los pasajes y de las tarifas públicas, y el aumento de los salarios, lo cual requerirá un gran esfuerzo adicional para reducirla.

En lo que respecta a la política cambiaria, se ha implementado el régimen de cambio libre en febrero de 1989, favoreciendo significativamente a los exportadores en la primera etapa. No obstante, la adopción de otras medidas de política económica dio lugar a la caída del tipo de cambio real a niveles poco favorables para las exportación de bienes y servicios, en especial en 1990 cuando la inflación interna llega a más del 40% frente a una devaluación nominal de alrededor del 8%. Esta situación sin embargo, se está resistiendo en alguna medida desde 1991 con una política de intervención más activa del Banco Central.

Se debe reconocer que a partir de 1989 se ha hecho un gran esfuerzo para lograr la estabilidad y una mayor liberación del mercado; no obstante, la política económica que se viene implementando en el país, basada en una tasa de interés relativamente alta, una restricción monetaria, y con un tipo de cambio en donde la moneda nacional está sobreevaluada, no ha incentivado la producción orientada a la diversificación de las exportaciones y la industrialización del país.

En el sector financiero se observa una dificultad muy seria para movilizar el ahorro interno, para canalizarlos hacia los sectores productivos, debido a que el mercado de capitales aún no está funcionando adecuadamente. Tampoco el sistema bancario está contando con los recursos adecuados para financiar inversiones de mediano y largo plazo.

Las perspectivas de la economía no son alentadoras en el corto plazo. A mediano plazo, las medidas que incluyen complementar el proceso de desregulación y la implementación de las reformas de fondo que impliquen los cambios estructurales necesarios, pueden contribuir a sentar las bases para alcanzar niveles de crecimiento mayores a la tasa de crecimiento poblacional, y que permita generar los puestos de trabajo muy necesarios para el país. La creación de puestos de trabajo para una demanda creciente de empleo, absorbentes, la industria desempeña un papel clave en la dinámica de la mano de obra, y de no conseguirse un nivel adecuado de industrialización, el problema de la desocupación puede agravarse.

2.3.5.2. Política de fomento a la agroindustria

2.3.5.2.1. Marco legal de fomento

El más importante instrumento de la política económica ha sido la Ley 550/75 de Fomento a la Inversión para el apoyo del desarrollo industrial.

Los beneficios concedidos se han venido disminuyendo a tal punto de que sólo concedían las exenciones tributarias para importar bienes de capital, pero que al final representaba el 10% sobre el valor real importado y la reducción del impuesto a la renta para nuevas empresas. El atractivo fue decayendo para el empresario.

Esta Ley fue reemplazada por el Decreto Ley 19/89, ampliado por la Ley 60/90 que exonera el 95% del impuesto renta por un período de cinco años, así como la exoneración tributaria total del impuesto en papel sellado y estampilla, Ley 1003/64, impuestos a los servicios Ley 1035183. Así también la exoneración tributaria total para importar bienes de capital.

La Ley 60/90 tiene como objetivo:

También el Tratado de la Cuenca del Plata, firmado en Brasilia el 23 y 24 de abril de 1989 que promociona las industrias agropecuarias y el desarrollo en la región.

2.3.5.2.2. Marco Institucional

Se dispone de un sistema de fomento industrial constituido por instituciones privadas.

Además, las instituciones no gubernamentales que actúan directa o indirectamente en el desarrollo industrial. Las más importantes son: Unión Industrial del Paraguay (UIP), y la Federación de la Producción, la Industria y el Comercio (FEPRINCO) y las asociaciones gremiales adheridas a ellas; el Banco de Inversiones del Paraguay (BIP), el Banco de Desarrollo del Paraguay (BDP) y la Asociación Paraguaya de Cooperación y Desarrollo, la cual apoya a las microempresas informales.

2.3.5.3. Los recursos principales con que cuenta el país

2.3.5.3.1. Los recursos del suelo

La tierra, base de la estructura económica y social del país, seguirá siendo un recurso básico y su importancia no se vería disminuida aunque surjan iniciativas que se puedan realizar en el futuro, tanto en el campo energético como en el campo de la utilización de estos recursos.

Se puede apreciar el potencial agrícola del país si se compara las áreas totales de elevada y moderada vocación agrícola existente. En efecto, la superficie potencialmente apta para la agricultura llega a los 6,5 millones de hectáreas (incrementadas en casi 1,5 millones de hectáreas adicionales si se produjeran mejoras en el drenaje de algunas áreas) frente a un área efectivamente cultivada de menos de 3,5 millones de hectáreas. Por otra parte, las posibilidades de incrementar la productividad agrícola son muy amplias dadas las brechas existentes entre los rendimientos obtenidos en promedio y los rendimientos potenciales para la mayor parte de los cultivos.

Sin embargo, es muy necesario una mayor definición acerca del uso racional de la tierra, que no debe limitarse al aspecto meramente económico, sino también social y ecológico. El aumento significativo de la deforestación debe ser detenido, porque de seguir el proceso, el país irá quedando sin bosques, y las pérdidas no serán sólo ecológicas, sino también económicas, especialmente si no se encuentra una solución al problema de la erosión, cuyos efectos ya comienzan a sentirse en varias zonas del país.

Esta situación estaría indicando que el incremento de la producción agrícola, sobre todo en la región oriental, no debería obtenerse fundamentalmente a costa de la deforestación, sino más bien en base al aumento de los rendimientos de la superficie ya cultivada.

La producción ganadera, el segundo más importante del sector agropecuario, aunque se practica en forma extensiva, sobran tierras que son en su mayoría (más del 80%) praderas naturales y con una baja productividad, está cobrando un auge alentador mediante el mejoramiento genético y la praderización artificial.

Otro importante recurso del país, se relaciona con la extensión forestal, que en la actualidad cubre casi el 38% del territorio con alrededor de 15 000 mil hectáreas, se agrega geográfica subtropical y a la fertilidad de la tierra.

Además del patrimonio natural, el país puede contar con cultivos forestales con rendimientos promedios entre los más altos del mundo, que puede permitir interesantes posibilidades industriales.

2.3.5.3.2. Energía eléctrica

El complejo de las plantas hidroeléctricas en el Paraná y afluentes, Acaray e Itaipú ya en operación y Yasyretá en fase avanzada de operación, y Corpus, en fase de negociaciones para iniciar la obra, pondrían a disposición del país un potencial que se estima en unos 10.000 MW de potencia instalada y 50.000 GWH año de energía disponible.

2.3.5.3.3. Los recursos del subsuelo

Las informaciones sobre la potencialidad minera del país son todavía relativamente escasas, y está claro que las mismas constituyen una base de orientación de gran importancia para la preparación de un eventual proceso de industrialización, sobre todo de tipo electrointensivo.

Se tiene informaciones que indican la presencia de formaciones mineralógicas de calcáreas, mármoles, cuarzos y cuarzitos, arcillas, minerales de hierro e indicios de magneto, cloruro de sodio, yeso, rocas fosfáticas, etc.

El estado actual de las informaciones disponibles, indican sin embargo, que en general no existirían en Paraguay, yacimientos de relevante importancia.

2.3.5.3.4. Los recursos humanos y la ocupación

La población actual, de unos 4.124.000 habitantes (10 habitantes por Km2, densidad entre las más bajas del mundo), se concentra con un 97% del total en la más fértil y rica región oriental (40% del territorio nacional), de donde se desprende que el restante 60% del país está prácticamente despoblado.

Con la tasa de crecimiento natural el país podrá contar en el año 20(}0 con una población de aproximadamente 5,4 millones de habitantes.

La edad promedio es inferior a los 25 años (el 65 % de los habitantes no alcanza dicha edad); el 59% de la población está en edad de trabajo, aunque solamente el 36% resulta económicamente activa, y de ella, el 43% en agricultura.

Los fenómenos de desocupación y de subocupación actualmente constituyen algunos de los problemas fundamentales que confronta el país debido a que una proporción sensible del incremento de la población activa no se absorbe en el proceso productivo. Se estima que en promedio se requiere de alrededor de 50.000 nuevos puestos de trabajo anuales para mantener el actual nivel de desocupación que es del orden del 10% de la población económicamente activa.

La formación de los recursos humanos, se caracteriza por la falta de una orientación coherente con las reales necesidades del mercado de trabajo. Lo mismo ocurre a nivel de las universidades, cuya estructura y programa, no favorecen las orientaciones hacia las carreras intermedias, especialmente en los sectores científicos y tecnológicos.

A pesar del esfuerzo que se está haciendo para acercar el sistema educacional existente a la realidad del país, queda mucho por hacer, si se tiene en cuenta la importancia fundamental que este problema tiene en cualquier perspectiva para la modernización del país.

Las observaciones conclusivas con respecto a las presiones sobre el crecimiento de la población y las nuevas generaciones de trabajadores, dan una idea clara de la dimensión del esfuerzo a cumplir en hombres, estructuras y medios financieros adecuados.

2.3.5.3.5. Las tecnologías

La disponibilidad de conocimientos tecnológicos adecuados a las exigencias del desarrollo seguirá siendo una necesidad para el país, que tendrá que adquirirlos de quien los posea, tanto lo relacionado a los conocimientos de las técnicas de proceso, como la formación de los hombres que tendrán que utilizarlas.

2.3.5.4. Importancia del sector agropecuario en la economía nacional

El sector agropecuario (agrícola, pecuario y forestal) en el Paraguay es el más importante y dinámico de la economía nacional, y es una de las pocas en el mundo que ha registrado tasas de crecimiento de aproximadamente 7% anual en la década de los ochenta, aunque ha descendido significativamente en los últimos años.

En 1992 este sector fue responsable del 29,4% del PIB Nacional.

Estos resultados alcanzados se debieron a varios factores, entre los que se destacan la política seguida por el Gobierno, que consistía en buscar un crecimiento económico basado en el aumento de las exportaciones y sustitución de importaciones, así como en el fomento de la agroindustria. Simultáneamente a esta política de desarrollo, se definió la política de reforma agraria cuya estrategia explícita era la colonización de áreas nuevas, en donde posteriormente se dio fundamentalmente el crecimiento de la producción agrícola.

Un factor externo importante también fue la inmigración de población rural de los estados vecinos del Brasil, quienes han traído conocimientos tecnológicos y en algunos casos capital acumulado que hicieron posible la rápida utilización de las tierras relativamente desocupadas y de bajo costo. Muy favorables también fueron el aumento de los precios reales de los productos agrícolas a partir de 1972/73, y las condiciones climáticas del país, que han hecho de la agricultura la columna del sistema productivo nacional, obteniendo un fuerte crecimiento de los cultivos de exportación como algodón y la soja, que han convertido al sector agropecuario posiblemente en el único factor dinamizador, impulsando el crecimiento económico general.

Se debe destacar también que la actividad agropecuaria en el Paraguay genera la casi totalidad de las exportaciones y cerca de la mitad del total del empleo. Su impacto económico es aún mayor, si se considera que más del 60% de la producción industrial consiste en el procesamiento de productos agropecuarios, y por lo tanto, es el factor determinante del sector industrial, y que éste es altamente dependiente del sector primario, al tener significativa ponderación en el proceso industrial las materias primas provenientes del agro.

Cabe señalar también que el enorme desarrollo de la producción agrícola en el Paraguay a partir de 1970 aproximadamente, se ha logrado fundamentalmente mediante la incorporación de nuevas tierras, dado que el incremento en rendimiento ha sido en general poco significativo.

El país tradicional se ha desarrollado explotando sus abundantes recursos naturales, desarrollando en épocas más recientes la ganadería y la agricultura extensiva de tipo comercial.

El futuro desarrollo del Paraguay sin duda dependerá todavía al menos en los próximos diez años de las actividades agropecuarias, cuyas potencialidades son muy amplias, pero esto requiere de menos enfoque que la política de desarrollo agropecuario, para aprovechar mejor los recursos humanos y físicos disponibles. El período de desarrollo fácil de la agricultura en el país está llegando a su término, y el país necesita definir nuevas orientaciones económicas y sociales, que permitan un crecimiento con mejor justicia distributiva y un uso más intensivo del recurso suelo.

2.3.5.5. Crecimiento estructura industrial

El sector industrial paraguayo presenta, en los últimos cuatro años, un menor crecimiento que el experimentado por el resto de la economía. De acuerdo a las cifras oficiales el producto industrial alcanzó en 1989 una tasa de crecimiento de 4,1% inferior al 5,8% que presentó el PIB en el mismo año.

No obstante, este ritmo de crecimiento cayó significativamente llegando en 1992 prácticamente al estancamiento. La desaceleración de la producción industrial se debió como ya se señaló anteriormente, fundamentalmente a la caída de la producción agrícola en los últimos años, ya que el sector es gran insumidor de materia prima de origen agrícola.

El aporte del sector industrial al PIB se ha mantenido en un promedio cercano al 16% en este período. Dicha relación ha sido una constante a lo largo de las tres últimas décadas, la cual está indicando que el período fue relativo estancamiento del grado de industrialización del país.

La participación de las agroindustrias es significativa en la generación del producto industrial alcanzando alrededor del 63% el período 1989-1992. De este modo el crecimiento del sector industrial, en gran medida, reflejó la evaluación de la agroindustria.

La rama industrial más importante es, sin duda, la industria de alimento cuya participación alcanzó 31% en 1990. Le siguen en la generación del producto industrial, la rama de la madera con 14%, textiles con 11%, bebidas 8%, productos derivados del petróleo 9%, contribuyendo el resto de las ramas industriales con valores inferiores al 4%.

La industria paraguaya presenta una estructura de tipo tradicional con escasas diversificaciones, concentrándose las actividades en el procesamiento de materias primas de origen agropecuario y forestal, que se caracterizan, en general, por entregar productos de reducido grado de elaboración. En gran medida han conducido a este tipo de desarrollo industrial la estrechez del mercado interno, el débil poder de competencia en el exterior y la escasa diversificación de recursos naturales.

El tamaño del mercado interno no sustenta el desarrollo de industrias a escala económica en mucha de las ramas del sector manufacturero.

La competencia del país hacia el exterior se ve afectado por una serie de factores, entre los cuales los problemas propios del sector industrial, como la insuficiente capacitación de técnicos eficientes de gestión empresarial, obsolescencia de varias instalaciones de industrias por diferentes motivos, los altos costos de transporte para rendimientos agrícolas, etc. Estas condiciones se han visto reforzadas por algunos aspectos de la política económica seguida.

Los recursos naturales conocidos con que el país cuenta se concentra fundamentalmente en la disponibilidad de tierras y bosques naturales. Hasta la fecha no se han detectado recursos de petróleo, ges natural, minerales metálicos y otros recursos en escala explotable lo cual ha limitado el potencial de desarrollo industrial, determinado una orientación hacia los productos agrícolas, ganaderos y forestales, y hacia la exportación de los mismos con grados primarios de elaboración.

Los productos agroindustriales constituyen casi el 100% de la exportación, destacándose la fibra de algodón (43% del total en 1991), semilla de saja (21%), carne elaborada (7,5%), maderas aserradas y manufacturadas (6%), torta y expellers (4,3%), cueros vacunos (2,9%), otros (15,3%).

El comportamiento del valor de las exportaciones está supeditado al efecto combinado de los volúmenes de exportados y de los niveles de precios en el mercado internacional especialmente la fibra de algodón y la semilla de soja, factores que no pueden ser controlados.

En la medida que el crecimiento de las exportaciones se basa no sólo en los precios sino también en crecientes volúmenes exportados y con mayor valor agregado posible, se tendría un mejoramiento del modelo de crecimiento industrial y merecería un pleno apoyo de la política global e industrial.

Las agroindustrias en su mayoría están en la fase inicial del desarrollo tecnológico, con algunas excepciones, operan con tecnologías que no son las óptimas para el procesamiento de sus materias primas. Esto se da con mayor énfasis en las pequeñas y medianas industrias, agravado por la escasez de capital y de financiamiento para invertir en el sector y mano de obra especializada.

El empleo generado por el sector industrial alcanzaba en 1991 a un total de 166 mil ocupaciones, que representa aproximadamente el 11 % del total de personas económicamente activas del país.

En una visión prospectiva de los posibles proyectos que podrán ser desarrollados en el país a corto y mediano plazo, aparece la actividad agroindustrial como factor positivo para contribuir a resolver el problema ocupacional, lo que se suma al impacto que produce sobre el sector agrícola en términos de demanda de sus productos.

2.3.5.6. Perspectivas generales

Del breve análisis del desarrollo nacional a nivel general y las características descritas de la evolución industrial paraguaya, se identifica un modelo principalmente centrado en el desarrollo de la actividad agroindustrial. Las limitaciones que determinan este modelo tienden a prevalecer por lo menos en el corto y mediano plazo, particularmente las que atañen a la falta de diversificación de los recursos, el costo de transporte, etc. De este modo, el pronóstico es la continuación de dicho modelo de desarrollo.

Sin embargo, en la perspectiva de una estrategia de desarrollo de más largo plazo, cabría incorporar objetivos de una diversificación industrial cuyo logro diese al país una mayor flexibilidad en cuanto a la solución de diversos problemas tales como, la promoción técnica general de la población, la disminución de la vulnerabilidad del sector externo, etc.

La disponibilidad de energía abundante y relativamente barata a plazo más largo estimulará el desarrollo de industrias de alta densidad de capital, tecnología y escala de producción, fuertemente vinculado a los mercados externos.

En cuanto al modelo prevaleciente mismo, la misma etapa podría ser un mejoramiento sustancial del sector, especialmente la agroindustria sobre la base de exportaciones, que se proyecta como una vía de mayores perspectivas, a corto y mediano plazo, considerando la amplia oferta de materias primas de origen agropecuario y forestal con que cuenta el país, para que ésta se convierta en una actividad dinámica y de alta eficiencia. Un requisito previo fundamental que se vincula a este propósito es el sustancial desarrollo que se precisa del sector agrícola a fin de crear una base sólida y estable para el desenvolvimiento de las actividades agroindustriales.

El modelo de crecimiento de las últimas décadas tienden a agotarse y crea además graves peligros ecológicos que amenazan la subsistencia de la producción agropecuaria en el mediano y largo plazo. Es necesario contar con una política que promueva una mayor productividad sobre la base de uso más intensivo y sostenible de la tierra, combinando actividades agrícolas, ganaderas y forestales, en sistemas de producción que permitan la restitución natural de nutrientes al suelo, y que dé lugar a la diversificación de la producción, de forma a permitir a la agroindustria mejores condiciones para competir en el MERCOSUR y en los mercados internacionales.

Esto implica, entre otros, fortalecer la investigación agrícola, mejorar asistencia técnica y crediticia a los productores, implementar programas para evitar la deforestación masiva de nuestros bosques, educar y estimular a los pequeños productores del agro a asociarse, para darles mayor capacidad negociadora en la comercialización.

Atendiendo a las características predominantes del sector agropecuario, se debe impulsar también la diversificación de la producción en forma de complementación a los rubros centrales con la soja y el algodón a nivel de pequeños productores proponiendo el procesamiento industrial en el área rural.

Simultáneamente a la modernización del sector agrícola, se debe promover la industrialización de los productos primarios y disminuir paulatinamente la exportación de productos en estado primario o semielaborado de los sectores agropecuarios y maderero, mediante el incentivo a la formación, modernización y/o ampliación de empresas procesadores como la de fibra de algodón, la madera, el cuero, la soja, la caña de azúcar, la carne y otros productos agropecuarios en cuya producción el país cuenta con ventajas comparativas, que permita expandir y diversificar la oferta de productos industriales explotables orientada hacia el MERCOSUR y los mercados internacionales.

2.3.5.7. Actividades agroindustriales con mayores posibilidades de desarrollo en el país

Considerando los objetivos del desarrollo industrial, la inserción del país en el contexto del comercio internacional, los obstáculos del desarrollo industrial y los recursos disponibles, básicamente recursos naturales y humanos con ventajas relativas, el modelo de desarrollo industrial del Paraguay, se debe centrar prioritariamente en la expansión de las actividades agroindustriales, utilizando materias primas nacionales como insumo principal, que es donde se presentan las mayores posibilidades a corto y mediano plazo.

Las materias primas con mayores posibilidades de industrialización en el país son:

1. Algodón

2. Semillas oleaginosas: saja, girasol, tártago, tunga, maní, algodón.

3. Aceites esenciales y derivados

4. Maderas - Reforestación

5. Carne de animales: vacunos, porcinos y aves

6. Semillas de cereales: trigo, maíz, sorgo, arroz

7. Caña de azúcar

8. Yerba mate, kaá-hee

9. Cueros en general

10. Frutas y hortalizas

11. Leche

12. Mandioca

Ministerio de agricultura y ganaderia servicio de extension acricola y ganadera - division de organizacion de productores registro de orcanizacion social año 1992

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